lunes, 22 de febrero de 2016

Fútbol, ¿Deporte o algo más?

            Fotografía: Nelson Pulido

Autor: Brandon Bouquet M.

El fútbol en nuestro país ha venido adquiriendo un papel protagónico en la vida del venezolano con el transcurrir de los años. Venezuela, un país predominantemente beisbolero que ha ganado la fama de ser la tierra que además de exportar petróleo, exporta a los mejores peloteros del mundo, ha visto como el beisbol ha cedido terreno ante el balompié en cuanto a la atención de su gente se refiere. 

La selección venezolana de fútbol conocida por todos como "La Vinotinto" es la gran responsable de dicho fenómeno, gracias a sus actuaciones eventualmente épicas y al desarrollo considerable de sus jugadores, se ha ganado el apoyo de 30 millones de personas. 


En la actualidad, La Vinotinto es recibida a casa llena cuando juega en el estadio CTE de Cachamay del estado Bolívar, en el Polideportivo de Pueblo Nuevo en Táchira o incluso en el estadio Agustín Tovar de La Carolina en Barinas. Miles de personas de todos los rincones del país acuden a las distintas citas deportivas en las que el combinado patrio juega en representación de nuestro tricolor. Pero esto no fue así siempre. ¿Por qué este deporte con origen en Inglaterra despierta tantas emociones en el venezolano del siglo XXI?


Son muchos los factores que pueden dar respuesta a esta interrogante, entre ellos encontramos que gran parte de los seguidores de la selección nacional de fútbol la componen niños y jóvenes adolescentes, en este sentido, Osío (2007) en su obra La Vida Sigue, señala:

El fútbol ha brindado a cientos de muchachos un boleto de escape de la 
pobreza, y ayuda a vivir, con su baño de adrenalina y de júbilo, a cientos 
de millones de personas abrumadas por la adversidad de la supervivencia 
y que esperan el partido del domingo para encontrarse con los amigos y 
sentirse mejor. (p. 47).

Y es que esta camada de jóvenes venezolanos ha crecido viendo las actuaciones de los famosos lanceros de Richard Páez, entre los que destacaron jugadores de la talla de Juan Arango y José Manuel Rey, cómo también la generación de relevo comandada por César Farías con Salomón Rondón, Tomás Rincón y compañía, quienes se han convertirlo en ídolos, ejemplos a seguir de estos niños y adolescentes que ven sus sueños reflejados con las destacadas actuaciones de los distintos jugadores que dejan el nombre de Venezuela en alto cada vez que se enfundan la camisa color vinotinto y que domingo tras domingo juegan en las mejores ligas de Europa.

De aquí se desprende otro de los factores que considero clave para que el fútbol en Venezuela sea considerado mucho más que un simple deporte para los jóvenes venezolanos. El factor superación. Manuel Llorens (2012), psicólogo de la selección vinotinto durante el ciclo del director técnico César Farías, relata en su libro Terapia para el emperador una anécdota en la que se encuentra en los entrenamientos de la selección juvenil de Venezuela y le pregunta a uno de los jóvenes jugadores la razón por la cual se encontraba jugando fútbol, la respuesta del joven fue: "Me gusta cuando estoy entrenando con la vinotinto porque puedo comer tres veces al día y siento que le quito un peso de encima a mis padres".

El fútbol en Venezuela es sinónimo de esperanza, un camino donde jóvenes visualizan un futuro mejor para ellos y su familia. Desde muy temprana edad adquieren una serie de valores mientras practican al futbol, desarrollan el sentido del compromiso y la disciplina, lo cual repercute en la formación de un ciudadano responsable con metas trazadas para superarse ante todo tipo de obstáculos y contexto social en el que se encuentre.

Otro de los factores determinantes en la empatía del venezolano con su selección es el factor emocional, el sentido de pertenencia. La vinotinto, aparte de los símbolos patrios, es hoy en día, uno de los símbolos más representativos del país, si no el primero. La vinotinto es de todos y para todos. En un país inmerso en conflictos económicos, políticos y sociales, donde sus habitantes están polarizados por las distintas ideologías políticas que defienden, encuentran en la vinotinto un motivo para reencontrarse con el que piensa diferente, estrechar las manos y celebrar con euforia los éxitos de Venezuela, la Venezuela que por 90 minutos permanece unida.

Referente a esto, Chapela (2014) en su más reciente libro titulado Vinotinto F.C, destaca lo siguiente: 
El deporte es un elemento sustancial para entender los comportamientos 
sociales. Y en nuestro país sigue siendo un buen pulsador. El fútbol, por
su grado de interés público, también es una ventana que muestra el
 paisaje de lo que somos —o de lo que queremos ser— como país. La
 vinotinto es un paradigma de la anhelada cohesión que la sociedad
 venezolana aspira. En su espectro, con todos sus exponentes, hay cabida
 para cada tendencia. Apolítica, amplia y plena de valores, de su esencia
 nace el ideal de convivencia de quienes compartimos esta tierra. (p. 128).

La vinotinto de todos Cuenta Daniel Chapela (reconocido periodista deportivo, quién fuese director de comunicaciones de la Copa América 2007 realizada en Venezuela) que la vinotinto pasó del anonimato a ser un fenómeno sociológico en poco menos de una década.

Las muestras de progreso del combinado vinotinto entre las eliminatorias clasificatorias al Mundial de Corea-Japón 2002 y el histórico cuarto lugar en la Copa América 2011 celebrada en Argentina, permitieron que el venezolano sintiera amor y orgullo por lo propio, el venezolano que antes vestía las camisas de Brasil o Argentina, cambió la número 9 de Ronaldo o la 10 de Riquelme por la 18 de Arango.

César Farías coincide en el reconocimiento del desarrollo del fútbol en Venezuela, así lo refleja en sus palabras plasmadas en el libro Memorias de nuestro balompié por Agustín Rodríguez Weil (2011). Aquí, el ahora ex director técnico de la vinotinto expresa que "el fútbol ha tenido un auge fortísimo en Venezuela", además, asegura que "es el deporte más importante del país, superando inclusive a disciplinas como el beisbol y el 
baloncesto." (p. 11).

Por todo lo antes expuesto, se puede debatir acerca de lo que el fútbol representa en Venezuela. Si bien es cierto que es un deporte en el que dos equipos de once jugadores se enfrentan durante 90 minutos o más con la intención de anotar más goles que el equipo rival, el fútbol representa mucho más para quién ve en esta disciplina un motivo por el cual vivir, para quién quiere hacer del fútbol una profesión, un estilo de vida. 

Los niños y adolescentes de Venezuela representan la generación de relevo en la cancha y en el país, es por eso que es necesario que se puedan sembrar oportunidades para ellos, brindarle las posibilidades de mantenerse enfocados en el deporte y alejados de las calles; de ser así, nuestro país vivirá tiempos de cosecha y un mejor futuro como resultado del arduo trabajo de profesionales que se formarán con las herramientas necesarias para desarrollar las actividades que les permitirán crecer como deportistas y personas íntegras.

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